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Archive for the ‘Corrupción’ Category

Las malas hierbas

Llevamos largo rato discutiendo sobre la muerte de la pequeña de 12 años Asunta Basterra, hallada en una pista forestal del municipio coruñés de Teo, próximo a Santiago de Compostela, sin haber conseguido hasta el momento ponernos de acuerdo.

Como ya me tienes acostumbrado a tu proverbial furiosa intransigencia con maltratadores, violadores y asesinos de niños, he optado por buscar en ti ese punto de reflexión que, aunque en ocasiones tarde, siempre acaba por emerger a la superficie, tras que desde lo más profundo de tus vísceras solo escapara la bilis que a todos nos produce ganas de vomitar intensamente.

A duras penas estoy consiguiendo contener las mías, ante esta nueva muerte imperdonable que a todos nos ha vuelto a llenar de horror y asco.

Que los responsables de la muerte de la niña hayan sido, como todos los indicios señalan, sus padres adoptivos, el periodista Alfonso Basterra y la abogada Rosario Porto, y que presumiblemente lo hayan hecho por los bienes que el abuelo dejó en posesión de Asunta, no hace sino hurgar todavía más en nuestras conciencias, llevándonos hasta el límite mismo de lo que nuestra humanidad nos aconseja.

—¡Deberíamos tener unas condenas como las que tienen los norteamericanos para casos parecidos…! Y aun así, no sería bastante severa para quien mata a un niño.

—Te recuerdo, que en Estados Unidos se da uno de los mayores índices de criminalidad del mundo y que en muchas ocasiones, los menores continúan siendo agredidos o asesinados por el demente de turno… Parece que la pena de muerte no produce ningún temor a determinados sujetos.

—¿Te parece justo que la niña haya muerto para siempre y que los responsables acaben en una cárcel de máxima seguridad, viviendo a todo confort durante unos pocos años, para acabar saliendo dentro de nada por buena conducta y porque digan estar arrepentidos?

—No. No me parece justo, pero hay que aplicar la ley tal como está escrita.

—¿Qué te apuestas a que al final saldrá a relucir algún atenuante de culpa por el que no se les pueda aplicar la condena máxima?

—La verdad es que no me extrañaría nada, pero quiero confiar en que la justicia velará por la niña… Aunque para ella no existan ya esperanzas de una vida llena de sorpresas, del primer beso de amor, de la emoción por ser madre o del regocijo por las risas y abrazos de sus nietos.

—Al contrario que tú, yo creo que no hay justicia en este mundo. Por eso, les adornaría la celda con unas cuantas fotos de Asunta que no pudieran arrancar, así podrían verla de día y de noche hasta que su mirada inocente acabara por desquiciarlos de verdad.

La amargura derramada en tus últimas palabras, unida a ese brillo intenso y húmedo en tus pupilas, me dicen que ha llegado el momento de cambiar de tema, pero será dentro de unos minutos, tras tomarnos un aromático café que me apresto a preparar.

A la vez que cargo la cafetera, pienso en esa idea bastante extendida acerca de que solo quien puede parir sus hijos sabe cuánto duelen y cuánto se les ama… Idea con la que no comulgo en absoluto. Pero por si finalmente se demuestra que la nena fue asesinada por sus padres adoptivos y alguien afirma que de haber sido sus padres biológicos no la habrían matado, le recordaría una cita de Schiller: «No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos.»


Asunta Basterra Porto, 12 años.

Mientras tomas tu café a pequeños sorbos, con el semblante oscurecido por tus pensamientos más sombríos, te observo disimuladamente.
Sé cuánto quieres a los más débiles y puedo atreverme a vaticinar la profunda tristeza que te embarga.

Con mucho tacto, introduzco nuestro siguiente tema. Sin prisas, como al descuido, confiando en que tú te aferres a esa nueva tabla que se aproxima a ti mientras navegas a la deriva.

—Parece que la Junta de Andalucía prepara una nueva ley contra el fraude fiscal…

—No parece que las que ya existen hayan frenado a algunos para llevarse los dineros por fajos y bajo las más peregrinas excusas… Y con total desvergüenza, además…

—Es verdad, pero esta ley se aplicará a los ciudadanos, los que tantas veces han sido saqueados por los caraduras.

—¡No me digas! ¡Ya me extrañaba a mí…!

—Esa ley impedirá a los andaluces disponer libremente del dinero que tengan depositado en cuentas bancarias, durante el año previo a su fallecimiento, en el caso de que este sea “previsible”.

—¿Y eso será constitucional?

—Quisiera creer que nadie puede impedir a alguien hacer con su legítimo dinero lo que le dé la gana, siempre que no lo emplee en atentados contra la vida. Por otra parte, confío en que el PP impugne esa ley ante el Tribunal Constitucional, como hizo, por ejemplo, con el Estatut de Catalunya.

—¿Pero que pretenden concretamente?

—Evitar que se eluda el pago del impuesto de sucesiones.

—Me preocupa seriamente que los políticos no se sonrojen ante algunas de sus ideas.

—Para eso hay que tener vergüenza, ¿no?

—¡Claro! Entonces es por eso…

—Además, la ley perseguirá el fraude relacionado con la donación de dinero de padres a hijos para comprar la vivienda habitual.

—¡Joder! ¿Y si le pedimos a la Junta que pague el piso a los jóvenes que no tienen trabajo para que ese peso no recaiga en los padres? ¿Crees que eso irá también en la Ley?

—Ja, ja, ja… No creo. La Junta “no tiene dinero”… O no crearía esa ley, quiero pensar.

—¿Pero el que se muere no ha pagado ya bastantes impuestos por el dinero que tenía, para que además le tengan que volver a cobrar a los herederos otra vez? Esto va a acabar como ‘el rosario de la aurora’, ya lo verás.

—Puede que incluso peor. —Nos están apretando demasiado las clavijas…

—¿Estás al tanto de que un movimiento vecinal canario ha hecho un reclamo a la Comisión de Peticiones del Congreso de los Diputados para que las Islas Canarias se incluyan en la lista de la ONU de territorios autónomos por descolonizar?

—Leí el titular, pero no le presté más atención. Visto lo que está pasando en Cataluña, no tardarán en hacer lo mismo Melilla y Ceuta… Y si me apuras, puede que hasta Perejil.

—Bueno, Perejil está deshabitado, pero visto como lo defendimos, igual acabamos creando campamentos de verano para los estudiantes. Lo cierto es que los gibraltareños y Picardo se estarán riendo mucho.

—¿Qué aducen los canarios para descolonizar las islas?

—Pues entre otras cosas, que el Archipiélago Canario estaba habitado desde más allá del siglo V antes de Cristo, por poblaciones bereberes procedentes del norte de África.

—Pues nada… Ahora que a Italia le va tan bien, reclamemos que Hispania vuelva a ser una provincia romana, que Canarias sea territorio africano —y decidido a lograr que olvides el mal trago del principio, te lanzo un órdago— y que las mujeres no vuelvan a conducir para que no les afecte a los ovarios y a la pelvis, que son tan necesarios para que sigan naciendo criaturas, en las cuales estará nuestro futuro hasta que el sol reviente.

Hubiera dado cualquier cosa por poder leer en tu pensamiento, cuando tras un fuerte respingo, me has dirigido una mirada que no sé si catalogar como de pasmo o como de certeza de que me he vuelto loco. Aguanto la sonrisa como puedo (lo mío me cuesta) y dejo que el comentario te vaya calando, pero no te pierdo de vista mientras me das un buen repaso visual para cerciorarte.

Con toda la serenidad de que puedes disponer, me preguntas como quien no quiere creer que ha oído bien.

—¿Es un nuevo estudio científico norteamericano?

—No, es la opinión de un jeque religioso saudí.

—¡Ah…! No hagas mucho caso; seguro que se equivocó de barril, y en lugar de al de la cerveza, le atizó un trago largo al de petróleo.

Finalmente soy yo quien se deja llevar por la risa, que surge espontáneamente ante la imagen del jeque babeando algo viscoso y negro que le tiene mareado perdido. Tras dejarme que me desahogue, muestras tu curiosidad con un ligero suspiro de alivio, entiendo que por haber confirmado ya que no soy yo el loco.

—¿Y por qué ha dicho ese individuo semejante disparate?

—Un grupo de activistas ha convocado para el próximo día 26 de octubre la enésima jornada de protesta para reclamar el derecho de las mujeres a ponerse al volante…

—…Y el enésimo botarate machista de turno, ha tenido que abrir la boca para decir sandeces. Lo dicho: alguien con mala uva le “bautizó” el barril de petróleo. Dejémosle que duerma la mona y vayamos a preparar la comida; tú te ocuparás de la ensalada.

Nuestro coloquio de primero de mes, empezó con el mal trago de la muerte de Asunta a manos de unos malnacidos, sean quienes fueren. Las malas hierbas, sin embargo, deben de tener una única razón para existir y no hemos de permitir que nos pase desapercibida: hacer que podamos sentir nuestras conciencias… Los que la tenemos.

* * *

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6.202.700… y creciendo

Leo en tu mirada tal indignación, que forzosamente tiene que ser muy serio.

Mientras voy consumiendo las páginas del periódico, que para variar no cuentan nada nuevo, pero que en todo caso no es bueno, te voy mirando de soslayo para que la explosión de ira que inevitablemente se producirá, no me encuentre desprevenido.

Hay suficientes ingredientes en el caldo de cultivo de la actualidad, como para preparar un indigesto mejunje que nos produzca úlceras sangrantes en el estómago. No pasa un día en que no nos den una nueva ducha de agua fría, a costa de los parados, de las pensiones o de la banca.

Los miembros del gobierno dicen una cosa y la contraria, un día sí y otro también; el presidente está la mayor parte del tiempo fuera de escena y cuando aparece, siembra más confusión y malestar; los más de 6.200.000 parados son de auténtica vergüenza nacional y cada vez que alguien levanta la alfombra para mirar debajo, resurge con crudeza toda la corrupción que ha estado tapando durante años.

Quizás no todo esté perdido, pero lo cierto es que lo parece.

Enzarzados hasta el hastío en el ‘Tú más’, no saben cómo ponerse a trabajar para intentar al menos corregir, las medidas que han demostrado no ya ser ineficaces, sino culpables de un mayor empobrecimiento de la población.

Navegando en un mar embravecido, a bordo de una nave resquebrajada por los embates de la tempestad, que nos azota desde hace varios años, y con una brújula trucada por Angela Merkel y sus oscuros y a la vez transparentes intereses particulares, no nos queda ya más que esperar lo peor.

Con la economía familiar diluyéndose por el desagüe, pedimos 41.400 millones para recapitalizar a la banca doméstica, mientras entregamos un donativo de 42.000 millones para el rescate de Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre. O sea, un cambio de cromos con el que salimos perdiendo.

Personas que nunca se hubieran imaginado frente al domicilio de un político para exigirle responsabilidades, desesperados ven en ello la única vía para obligarle a tomar conciencia.

Que un parado de larga duración, italiano, la emprendiera a tiros con unos policías cuando su objetivo eran los políticos, es una clara señal de alarma que destella con fogonazos cegadores advirtiéndonos de que lo peor puede estar a punto de llegar. La desesperación es un acicate imprevisible que puede nublar los sentidos de la persona más equilibrada.

Ir a la moda ahora, como dice una amiga mía, no es vestir el último modelito del más afamado modisto, sino estar sin empleo y sin recursos económicos para sacar adelante a los tuyos.

Los miles de jóvenes que se han visto obligados a expatriarse, son ya una losa que debería aplastar bajo el peso de la vergüenza a quienes todavía no han sido capaces de reconocer que se han equivocado. Padecemos el gobierno más nefasto de nuestra Democracia y el único que fue referente en momentos difíciles, no es ya más que una figura en entredicho que padece sus más bajas cotas de popularidad.

En lugar de estímulos, impuestos; en vez de un paso atrás al equivocarse, una huida hacia adelante arrastrando a más gente; incapaces de encontrar agua, combaten el incendio con gasolina.

Entretanto, el nudo de la soga que nos abraza el cuello, se aprieta cada vez más impidiéndonos el resuello.

Y mientras aquí tenemos unos políticos inertes, que no hablan más que para decir sandeces, en el exterior se atreven a meter las narices en países ajenos y dar lecciones de soberanía al gobierno de un inmaduro populista que llama ‘Hitler’ al líder de la oposición en su país e intenta perpetuarse en el poder, a la sombra de un fantasma que habla por el pico de un pajarito.

Te obsequio con una mirada directa y expectante por ver si al fin decides abrir la válvula de esa olla a presión que amenaza con desintegrarte desde dentro.

Al fin, con voz rota, vencida y humillada, apenas un hilo de voz, desvelas lo que te viene carcomiendo desde hace rato.

—¿Cómo es posible que hayamos llegado a esto?
—¿A qué te refieres?
—A los restos fecales encontrados en la comida de los hospitales públicos de Navarra, servida por la empresa Mediterránea de Catering.

Una vaharada de asco y repulsión me comprime de súbito el diafragma, impidiéndome respirar durante un instante que se me antoja eterno. Esperaba cualquier cosa menos esa y, venciendo las ganas de vomitar, luchando contra la náusea y la ira, procuro pensar en otra cosa menos indignante.

—Este hecho exige una condena adecuada y los responsables deben ser inhabilitados para ocuparse de nada que tenga que ver con la alimentación humana. De por vida.

Tu deseo es sin duda correspondido, pero mucho me temo que al final, los culpables de esa ignominia nauseabunda se irán de rositas.
Necesito cambiar de tema cuanto antes o no podré comer en semanas.

—¿Tú has visto alguna vez un billete de 500 euros?
—¡Ja, ja, ja! —Creo que he conseguido hacer que olvides, aunque sea temporalmente, el vomitivo suceso hospitalario— Ya lo creo. Tener no tengo ninguno, pero verlos, los he visto. Lo dices por el ministro De Guindos, ¿no?
—¿Cómo entiendes que el ministro de Economía diga semejante disparate?
—Tendría un mal día o querría congraciarse con los ciudadanos haciéndoles creer que los ministros no ganan tanto.
—Tal vez él viaje siempre con los gastos pagados (por nosotros, claro) y ni siquiera tenga necesidad de echar mano a la cartera… Pero eso demuestra que nos tiene por tontos ignorantes.
—Por lo menos parece que lo pretendiera…
—¿Y te parece descabellada la idea de hacerlos desaparecer? Los billetes de 500 euros…
—Me parece una solemne majadería, porque dudo de que esos billetes estén escondidos en el colchón de nadie y vayan a florar al amenazar con dejarlos sin valor; más bien me parece que duermen el sueño de los justos en paraísos fiscales, aguardando el momento idóneo para la resurrección, cuando los cambiarán por billetes más pequeños que permanecerán tan ocultos al fisco como los grandes. Una vez yo haya depositado unos cuantos millones en una cuenta secreta suiza o de las Islas Caimán, ¿qué me importa el color o tamaño que tenga el billete guardado en la cámara acorazada del banco? Ya se encargará éste de cambiar por mí los billetes viejos cuando se deba hacer.
—Creo que esta iniciativa no deja de ser como el intento desesperado de quien se está ahogando y boquea con ansiedad para tragar aire; una forma de intentar transmitir serenidad haciendo creer que están trabajando en sortear el temporal. No creo que tarde mucho en circular algún chiste ocurrente acerca del ministro que debe de creer que nos hemos caído de un guindo. Más de uno, cuando a partir de ahora le salude, le enseñará ese billete.



Billete de 500 Euros (anverso)

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid (cuando te referías a los paraísos fiscales), —de pronto ha saltado a mi memoria una noticia leída hace días— he recordado una información que aludía a la baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza (la Tita Cervera de toda la vida), como una de las asiduas a esos sitios, y no solo por sus playas vírgenes de aguas cristalinas.
—¡Calla! ¿En serio?
—O sea, que tú ya lo tenías claro desde hace tiempo… Pues sí, como te lo cuento. Según el artículo, tras una investigación de 15 meses, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) ha publicado en su web un adelanto de esas indagaciones, que incluyen a la baronesa.
—Y supongo que los Especialistas de Hacienda habrán empezado ya a tirar del hilo… Como ha hecho el juez Pablo Ruz sobre los movimientos de 32 millones de euros que manejó con mano diestra Jordi Pujol Ferrusola, el hijo mayor del expresident Jordi Pujol, o cinco mercantiles vinculadas a él, al hijo.
—¿Y crees que con conocimiento de su padre?
—¡Chi lo sa…! En todo caso, la exnovia denunció que le vio (al hijo) ir a Andorra con una mochila repleta de billetes de 500 euros. Mira qué oportunidad hubiera tenido el ministro de Economía, de haberlo sabido, para ver no uno, sino muchos billetes de 500 (y por los dos lados). O para habérselos cambiado por otros de 200 y 100 euros; el de la mochila habría ganado porque le hubieran dado 3 por 1: un pasaporte en viaje de primera a España, alojamiento gratuito y pensión completa.
—Ja, ja, ja. Hubiera sido bueno, sí. A mí me gusta creer que los inspectores del fisco trabajan de oficio y con oficio. Otra cosa es que luego, los que mandan sin oficio decidan echar tierra por encima, que eso también me lo creo. Pero confío en que encuentren todos esos billetes y los retiren de la circulación. Una parte del trabajo ya estará hecha.
—Deberíamos aprender de los norteamericanos. ¿Sabes quién es Wesley Snipes?
—Sí, un actor negro que suele representar papeles de ‘duro’ en películas de acción y que protagonizó la trilogía vampírica Blade.
—¡Exacto! Pues acaba de salir de la cárcel, donde ha estado dos años y medio por evasión de impuestos. El chiste, es que sus abogados argumentaron que sus asesores fiscales le convencieron de que ninguna legislación le podía obligar a pagar impuestos. ¡Y se lo creyó! Así que, él terminó en la cárcel… y sus asesores también.
—¿Snipes se parece un poco al duque, ¿no?
—¿Al duque…? ¡Ah, sí, ja, ja, ja! Ignoro si también andará em… Palma… do o tendrá título nobiliario, suegro de sangre azul o enchufe en una compañía telefónica de postín, pero sí que parece un presunto tramposo como presuntamente parece ser el otro, sí.
—¿Sabes que éste dice ahora que cree que le piden las declaraciones de renta ‘para ver qué sale’?
—¿Quién? ¿El duque consorte? ¿Y para qué se las van a pedir si no?
—Pues tal vez para entrometerse en su intimidad, como antes aseguró la duquesa.
—Con Hacienda poca broma; recuerda que Al Capone no era pillado por sus crímenes y lo trincaron por evadir impuestos.
—Bueno, al menos la transparencia ha llegado a la Casa Real y ya sabemos que se gastó 500.000 euros de nuestros impuestos en decorar y reformar el palacete donde se alojó Corinna durante sus largas estancias en España. O sea, que ya podemos darnos con un canto en los dientes.
—Pero ese dato no lo dio la Casa Real, sino el diario El Confidencial…
¡Tch…! Si es que estos periodistas están siempre husmeando en la intimidad de los famosos, aunque sean de sangre real… Empiezan a parecerse a los Técnicos de Hacienda y los jueces. Habría que darles una placa con licencia para husmear.

Me observas con sumo interés tras mi comentario; supongo que intentando averiguar el sentido de mis palabras. Yo me mantengo circunspecto, impasible y sereno.
Y como quiera que no acabas de descifrar la intencionalidad de mis palabras, te guiño un ojo y sonrío.

—Vale —me dices de pronto—, 1-0. Yo pago hoy la cena. Te lo has ganado.
—¡Y qué importa quién pague! Disfrutaremos de nuestra compañía y conversación; y eso es lo que cuenta al fin.

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La sombra del Pescador y la mirada de la Justicia

—Te aseguro que yo tampoco dudaría mucho más en creer, si no en Dios, sí en lo que algunas personas buenas son capaces de conseguir bajo su benéfica influencia.
—Lo dices con mucha convicción… —Y sé que cuando enfatizas así algo que dices, es porque en verdad lo consideras cierto.
—¡Pues claro! Cuesta mucho creer en algo que no ves y además no puedes tocar, de lo que parece que no hay evidencias claras y que además es utilizado como sombrilla por la empresa más antigua de la humanidad, que día tras día te bombardea con consignas que sus propios directivos y empleados no cumplen. Este hombre sin embargo, que calza sus pies planos con unas botas ortopédicas provistas de plantillas, que lleva al pecho una cruz de humilde plata en lugar de valioso oro, que se mueve entre la multitud de fieles en un coche descubierto y no blindado, que va a la iglesia andando en lugar de en limusina, que ha renunciado al Palacio Apostólico (aunque sea temporalmente) para vivir en la más humilde residencia de Santa Marta, que se encargó personalmente de pagar la factura de su residencia antes de ser elegido como Obispo de Roma y líder espiritual de un 33% de la población mundial,… ha conseguido en quince días lo que sus predecesores no habían logrado en varios siglos: que creyentes y no creyentes le respeten, le quieran y le admiren, no por lo que representa, sino por lo que dice y, porque lo que dice, lo hace. Tiemblen los curas y grandes jerarcas de la Iglesia que desde el púlpito se dicen pastores de ovejas, pero que rehúyen siempre que pueden (y eso es casi siempre) mezclarse entre ellas escudados en su rango,… porque el Jefe les ha dicho que quiere pastores que huelan a oveja. Nada de comerse solamente el queso, no… También deben oler a oveja, y eso solo se consigue acercándose mucho a ellas. ¡Me entusiasma, che!
—Ja, ja… Algo tendrá el Papa cuando lo bendicen… No hace falta que lo jures; lo dices con una convicción, que no me caben dudas. —Puedo leerlo en tu rostro como si lo hiciera en un libro abierto.
—Amigo mío, a la Iglesia católica le ha salido un brote verde. Es tiempo de renovación —¡que ya hacia falta!— y grandes cambios con los que confío podamos acercarnos a los dos tercios restantes de creyentes de otras religiones. Porque una cosa es predicar y otra dar trigo, y este argentino viene dispuesto a las dos cosas.
—Y todas las señales indican que las cosas van por ahí. Es verdad que este papa tiene grandes retos por delante, como la participación de la mujer en la Iglesia —que también cientos de miles de ellas creen en Cristo y son mayoritariamente quienes enseñan a sus hijos a rezar y creer desde bien pequeños— y, sobre todo, recuperar el prestigio y el respeto social, que poco a poco han ido perdiendo a fuerza de escándalos e intransigencia. Son tiempos nuevos y la Iglesia también debe adaptarse, como lo hizo el Mensaje desde el “ojo por ojo…” al “si recibes una bofetada en una mejilla…”.
—Cierto. Me emocionó que el Jueves Santo, celebrara la misa en un reformatorio —y no en la basílica de San Juan de Letrán—, donde escenificó el lavatorio de pies que Cristo efectuó a los apóstoles, según cuenta la Biblia; Francisco lavó y besó los pies de todos los presos, incluidas dos mujeres, una de religión musulmana. Seguramente no veremos nosotros a una mujer como papisa, pero sería bueno empezar a verlas celebrando misas e impartiendo bendiciones, y eso, sí espero verlo pronto gracias a Francisco I.
—Pues ahora que le has llamado con su nombre completo, me has recordado que en prácticamente todas las noticias le nombran solo como Papa Francisco, sin añadirle el valor ordinal romano, lo que me lleva a una reflexión: antes que el primero, está el principal. El Papa Francisco —a quien muchos ven ya como otro «Papa Bueno», sobrenombre otorgado a uno de sus predecesores, Juan XXIII—, además de ser el primero que se llama así, es el primer papa jesuita, el primero del continente americano y el primero con un solo pulmón, y decidió utilizar para su pontificado el nombre de otro gran humilde, Francisco de Asís, por lo que sin solemnidades de ningún tipo, le cae mejor esta forma de referirle. Así que, lo llame como lo llame la Historia, ya se ha ganado el derecho a ser solamente Francisco, porque ya no habrá otro que pueda ser el primero. Y desde que fue elegido, la sombra del Pescador cubre de nuevo a todos los fieles, esta vez con una nueva ilusión y una mayor esperanza.

No es tu entusiasmo contagiado el que me hace hablar así, porque si yo mismo no creyera como tú en este hombre de mirada franca y sonrisa abierta —llamado a crear una revolución en la Iglesia católica, cuyos cimientos puso el primer día de su pontificado y refuerza cada minuto con sus palabras y sus gestos—, haría rato que estaríamos hablando de cualquier otra cosa Pero los medios coinciden en la cercanía que transmite y lo alejado que está de la pompa y el boato. Quizás eso le reporte bastantes dolores de cabeza a causa de la curia o los fieles más ortodoxos, pero si no desfallece en el empeño, el Papa Francisco pasará a la Historia como el verdadero valedor del Cristianismo, después de Cristo, porque este Papa sí tiene su referente en todo lo que supuestamente enseñó el de Galilea que, hasta donde se sabe, vivió como murió: sin lujos ni ostentación y, si tuvo pensamientos de cómo debería ser su Iglesia, sin duda debieron de ser muy parecidos a estos de Francisco I. No le resultará fácil seguir adelante porque lamentablemente, la Iglesia tiene sus inquisidores encargados de preservar el negocio, tarea en la que serán ayudados fielmente por los creyentes más tradicionalistas; por encima de Dios si fuera necesario, aunque, francamente, no imagino un rebaño de ovejas rebelándose contra su pastor, sin concluir que es una aberración.


Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco I

—¿Y qué me dices de la juez Mercedes Alaya? —Me preguntas y, lo siento, pero no he podido evitar cerrar los ojos para rememorarla; estos días pasados se ha hablado tanto y bien de ella, acompañando cada comentario o noticia con una imagen suya, que me cuesta seleccionar solo una, porque en todas aparece como una mujer distinguida, con un porte que tira de espaldas —siempre arrastrando una maleta que debe valer siete veces su peso en oro, por la cantidad de sinvergüenzas que se hicieron del mismo a costa de los ciudadanos, y cuyos nombres ya deben figurar en los cientos de legajos que la juez pasea camino al juzgado—, y porque si eso no llamara suficientemente la atención y nos moviera al interés por los detalles, además es la juez que nos está ayudando a creer que la justicia todavía existe.
—Más que decírtelo a ti se lo diría al equipo formado por los llamados jueces estrella, que aparecen todos lo días en lo noticiarios por sus luchas intestinas de poder, en lugar de por ejercer de forma callada y eficiente la tarea que se les ha encomendado —léase el caso Bermúdez vs. Ruz, más parecido a una reyerta con puñaladas traperas que a una disquisición legal—, que no debería ser otra que la de compartir diligencias si fuera preciso, para llevar a los delincuentes a lo que no deja de ser su hábitat natural y de donde no debieran salir: la cárcel. Les digo a esos jueces que presten más atención a dos de sus colegas, que van ganado en silencio las simpatías que mientras vociferan pierden ellos.
»Mercedes Alaya, «la Dama de Hierro de la Justicia», (titular del Juzgado de Instrucción nº 6 de Sevilla) y José Castro (Titular del Juzgado de lo Social en Mallora) —la primera sevillana y el segundo cordobés… ¡Jolín! ¡Para que digan que los andaluces solo beben y sestean!—, que se proponen, limpiar bien bajo la alfombra de los falsos ERE de la Junta de Andalucía (Ella) y la del caso Nóos —tras haber resuelto el caso Palma Arena—, en el que ha imputado a Urdangarín, a Torres y… —Y ya veremos si el dueto no se convierte en un terceto, incluyendo una voz femenina— (Él). ¡Son mis héroes! ¡Los dos!
—Ya veo, ya veo… Verdaderamente, es una pena que dos profesionales estén trabajando duro por esclarecer la verdad y condenar a los culpables, mientras otros malgastan el dinero del contribuyente ralentizando el curso ágil de la justicia y haciendo perder el tiempo a otros jueces que, en lugar de dirimir lo que no son más que pataletas de niños malcriados que solo buscan el titular de prensa, podrían dedicarse a dar salida a casos que están criando moho en los juzgados.
—Desgraciadamente, la resonancia mediática es muy golosa en estos tiempos. Hay que buscar ese titular como sea. “¡Que hablen de nosotros, aunque sea mal!”, deben de pensar. A fin de cuentas se les ha dado ese poder y lo utilizan, lo triste es que lo hagan en su beneficio.


Mercedes Alaya y José Castro

—¿Comemos?
—Sí, vayamos a comer. A ver si te gusta el restaurante donde he reservado mesa, pero sobre todo, a ver si te gustan las especialidades de la carta.

Tu invitación a dejar el resto del coloquio para los manteles, ha tenido la virtud de hacer desaparecer como por ensalmo una suerte de enfado cósmico contra quienes menoscaban la confianza de la sociedad en la judicatura. Afortunadamente el cosmos es grande y en él tienen cabida todo tipo de estrellas, pero, ya se sabe, unas siempre brillarán más intensamente que las demás. Y lo harán por su propia luz, no por la que roban a otras.

Sonrío mientras recojo las llaves y la documentación del coche, porque acaba de venir a mi memoria un pasaje que leí en un diario, en el que se describían como verdes los ojos de la juez más popular en España, Su Señoría Dª Mercedes Alaya, popular y admirada, a la par que respetada, por el tesón con que instruye una causa que como andaluz me llena de bochorno y con seguridad también a ella. La característica del color de sus ojos no había podido apreciarla en las muchísimas fotografías suyas que circulan por la Red, así que me sorprendió gratamente leer ese detalle.

Y vuelvo a sonreír cuando como un relámpago cruza mi mente un pensamiento:
«¡Y además es guapa!».

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